ritmos de luz

Capturar la danza ha sido un tema que me atrajo desde mis inicios fotográficos. Me conmueve el lenguaje del cuerpo, el vestuario, la iluminación y las coreografías. Lejos de buscar la perfección, apelo a crear imágenes borrosas y expresiones novedosas. Sin el uso del flash y a velocidades lentas trato de encontrar lo inesperado, lo novedoso, lo desconocido. El movimiento es música visual. 

Al igual que la pintura impresionista deseo plasmar la luz en un constante diálogo visual. A menudo me pregunto, ¿cómo puedo congelar algo que se mueve? Usando la tecnología de la cámara fotográfica, el ritmo de los bailarines me sirve de pincel. 

La imagen se logra cuando se distancia de aquello que la proyectó, cuando cobra nuevas intenciones, cuando el espectador queda perturbado sin reconocer lo que mira.

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